San Juan Bosco

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Oratorio de Don Bosco

La Casa Pinardi estaba ubicada en Valdocco y sería allí en donde Don Bosco centraría el desarrollo de su apostolado. Valdocco se convertiría en un nombre de fama mundial y a él se asociarían con el tiempo el nombre de grandes personalidades de la misión salesiana. Las adaptaciones al edificio y al terreno para el Oratorio fueran hechas por él mismo y sus muchachos. El 12 de abril de 1846 el Arzobispo bendijo la capilla y aumentó el número de muchachos, especialmente los domingos. El Conde de Cavour, temeroso de que fuera el principio de una contrarrevolución religiosa liderada por Don Bosco, intentó prohibir el Oratorio, pero en su auxilio llegó la orden favorable del rey Carlos Alberto. La intensidad de su trabajo desinteresado en favor de sus muchachos, deterioró bien pronto su salud y Don Bosco estuvo a las puertas de la muerte. En dicha ocasión, las manifestaciones de afecto de los jóvenes se hicieron significativamente evidentes especialmente en intensas oraciones, ayunos y promesas hechas cerca de la habitación de convalecencia del joven sacerdote. Don Bosco se recuperó de manera extraordinaria y de dicho evento Don Bosco afirmaba que se trataba de un milagro obrado por sus muchachos. Después de pasar un periodo de descanso en su casa, regresa a Turín el 3 de noviembre de 1846, pero esta vez no regresaba solo: con él venía su madre, Margarita Occhiena, que con 58 años de edad venía a darle una mano al sueño de su hijo. Los muchachos, muchos de ellos huérfanos, comenzarían a llamarla «Mamá Margarita» y con ese nombre será recordada por la tradición salesiana.

 

El Oratorio de Don Bosco se desarrolla entonces como un espacio en donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba las fábricas en donde trabajaban sus muchachos para garantizar de que no fueran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para muchos de ellos para lo cual hacía que los empleadores firmaran con él tratados que garantizaran los derechos de los muchachos anticipándose así a la legislación laboral internacional. Planeaba retiros espirituales para muchachos obreros y en 1847 elaboró el primer reglamento del Oratorio.

En mayo de 1847 comienza una nueva dimensión en el Oratorio. Hasta entonces los muchachos tenían que buscarse por su propia cuenta el dormitorio, muchos de ellos lo hacían en la calle. Bajo petición del joven Alejandro Percamona, un muchacho huérfano que le pidió posada, Don Bosco y con la intervención de Mamá Margarita, inician el proyecto del internado en Valdocco.

La primera experiencia de extensión de su apostolado la vivió en la misma Turín, cuando ese mismo año abre el Oratorio de San Luis en Porta Nova y el del Ángel Guardián en Vanchiglia dos años después. En tanto comenzó las construcciones de una nueva capilla para reemplazar la inicial. La idea de crear los talleres dentro del Oratorio nace de la necesidad de sacar a los muchachos de los trabajos en las fábricas. A partir de 1853 comienza la construcción de talleres de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería. Gracias a esto, 300 muchachos dejaron de trabajar en las fábricas. Para 1869 había 375 internos y entre 1854 y ese año se contaban ya más de 800 muchachos que habían pasado por el internado.

Con la ayuda de un seminarista, Francesia, Don Bosco comienza también a dar clases dentro del Oratorio y para 1860 tiene completa la educación media para sus muchachos insistiendo en que sus estudios fueran los mejores. De la calidad educativa de esta primera escuela de Don Bosco se tiene el comentario de un profesor universitario de Turín: «En el lugar de Don Bosco usted tiene que estudiar, realmente estudiar». Por otra parte, la situación difícil que enfrentaba en aquella época el avance del nacionalismo italiano no pocas veces hóstil a la Iglesia, causó que los seminarios fueran cerrados, en no pocas ocasiones el Arzobispo de Turín fue exiliado y las órdenes religiosas perseguidas. Por el contrario, el Oratorio de Don Bosco ganó pronto un sólido prestigio entre las autoridades civiles por el tipo de trabajo que tenía mucho que ver con la promoción social de jóvenes marginales. Esta misma situación hizo que el Oratorio se convirtiera además en un oasis para la Iglesia y por esta razón muchos seminaristas diocesanos y religiosos fueran enviados a seguir sus estudios de formación sacerdotal con Don Bosco. En 1861 se ordenaron 34 jóvenes sacerdotes formados por Don Bosco para la Arquidiócesis de Turín y según estadísticas del tiempo Don Bosco dio a la Iglesia un número total de 2500 sacerdotes. Otra fuente, en cambio, señala que fueron 6 mil en el lapso de 34 años.

 

 
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Plantilla hecha por | Lucas Agustin Kammann | Pagina dedicada al Concurso San Juan Bosco
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